PJ – AA – 1 – CL “Bebidas Energéticas”
PJ – AA – 1 – CL “Bebidas Energéticas”
Categoría: Pandilla Juvenil (1ro. 2do. y 3ro. de nivel Secundaria)
Área de participación: Ciencias Agropecuarias y de Alimentos
Resumen
En la actualidad muchos adolescentes consumen las bebidas energéticas, las cuales son dañinas debido a los conservantes y las sales que tienen provocando un gran daño en el riñón. En 2011 la European Food Safety Authority realizó un estudio para recolectar datos sobre el consumo de bebidas energizantes en 16 países de la Unión Europea. Se encontró que 68% de los adolescentes, 30% de los adultos y hasta 18% de los niños las habían consumido con alguna variación entre los países evaluados, por lo que nuestra propuesta fue, crear una bebida energética con ingredientes naturales así logrando una alternativa a la bebida energética, también existen las llamadas bebidas energéticas “estimulantes”, habitualmente hipertónicas, que poseen altas concentraciones de cafeína, guaraná y/o taurina, todas sustancias estimulantes
Pregunta de Investigación
¿Cómo alteran a la salud de los adolescentes las bebidas energéticas?Planteamiento del Problema
Antecedentes
3.1 bebidas energéticas
Las bebidas energizantes son productos de venta libre, promocionados como una forma de aliviar la fatiga, mantener la vigilia, mejorar el rendimiento físico y estimular las capacidades cognitivas ante situaciones de estrés (1). Adolescentes y adultos jóvenes son sus mayores consumidores, buscan mejorar su rendimiento intelectual, vincularse socialmente y/o antagonizar los efectos del alcohol (2), motivaciones surgidas
populares. Dado que toda la población tiene libre acceso a estas bebidas, su publicidad es abierta y masiva y la única restricción que contempla la ley es la venta a menores de edad. El consumo se ha disparado en los últimos años, aunque su seguridad no esté completamente estudiada. Este es un problema relevante, pues diversos componentes de estas bebidas pueden representar un riesgo para la salud de quienes las consumen, especialmente sin restricción de cantidad.
En 2011 la European Food Safety Authority realizó un estudio para recolectar datos sobre el consumo de bebidas energizantes en 16 países de la Unión Europea. Se encontró que 68% de los adolescentes, 30% de los adultos y hasta 18% de los niños las habían consumido con alguna variación entre los países evaluados.
Entre la población juvenil, los estudiantes universitarios tienen una mayor predilección por estas bebidas, los más proclives a su consumo son los de medicina, según estudios realizados en Nueva York, Turquía y Canadá, en los cuales la población estudiada refiere
que la ingestión frecuente es realizada con el objetivo de lograr un mayor rendimiento académico (34,8%) y controlar los efectos de la intoxicación por alcohol (11,9%). Aun teniendo conocimiento de su posible toxicidad, los estudiantes universitarios objeto de estos estudios las consideran un producto seguro (5-7). En otro estudio realizado en Estados Unidos en estudiantes de grados 8, 10 y 11, también se encontraron altas frecuencias de consumo, hasta de 30% diario, adicionalmente con reportes de tasas de consumo regular de otras sustancias psicoactivas, como alcohol, cigarrillos y otras sustancias potencialmente adictivas (8).
En Latinoamérica, 64,9% de personas han ingerido bebidas energizantes, de ellos 87,6% las han mezclado con alcohol (9); los consumidores principales son personas entre 14 y 25 años (5). En un estudio realizado para determinar motivación, percepción y patrones de ingestión de las bebidas energizantes de este grupo etario, adujeron las siguientes razones para tomarlas, en su orden: producción de energía y mantenimiento de la vigilia, sabor, antagonismo de los efectos del alcohol, facilitación de la ebriedad y vinculación social (5-6). Los participantes relataban el consumo de dos a cinco latas de 250 mL durante una noche, la mezcla con alcohol (29,7%) y la utilización simultánea de otras sustancias de abuso, como marihuana (54,2%), cocaína (11,7%), éxtasis (12,5%) o metanfetaminas (3,3%). La mezcla de estas sustancias ha ido incrementándose debido a la vinculación social que genera (10).
En México, en un estudio realizado en 1.138 estudiantes de la Universidad de Baja California, el 12% consumía bebidas energizantes por lo menos una vez a la semana, al mismo tiempo se encontraron altas prevalencias de sobrepeso y obesidad (11). Por otra parte, Ballistreri y colaboradores, en Argentina, caracterizaron el uso de estas bebidas en estudiantes de educación física; el 100% las había consumido por lo menos una vez en su vida y el 39,4% lo había hecho seis o más veces en el último mes. El 75,2% de los entrevistados manifestó consumir estas bebidas en discotecas, el 54% para atenuar el sabor del alcohol y el 87,6% las combinó con alcohol.
En el contexto colombiano, las bebidas energizantes se encuentran reguladas por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). Existen más de 60 registros sanitarios de este tipo de bebidas en el país. El reglamento técnico que deben cumplir estos productos, para su consumo en Colombia, está establecido en la resolución 4150 del 3 de noviembre de 2009 y está permitido agregarles componentes como gas carbonatado a máximo cinco volúmenes y nutrientes como vitaminas B1, B2, B5, B6, B12, niacina y vitamina C, calcio y magnesio (13).
El objetivo de la presente revisión es recopilar y analizar la información disponible acerca de los efectos de las bebidas energizantes a través de la consulta de los documentos seleccionados para determinar cuáles de los efectos publicitados tienen sustento científico y establecer los posibles efectos tóxicos de los diversos componentes de estas bebidas de uso común.
Estas bebidas abarcan cualquier líquido, desde las bebidas deportivas hasta las que contienen altas dosis de
cafeína, pasando por las aguas vitaminadas. Todas ellas contienen ingredientes añadidos que prometen aportar un plus, como incrementar el nivel alerta y de energía, favorecer la nutrición y hasta aumentar el rendimiento deportivo.
Las bebidas deportivas y las energizantes están por todas partes, por lo que debes decidir si son o no buenas para ti. Pero la mayoría de los adolescentes, incluso los deportistas, solo necesitan agua para mantenerse bien hidratados.
Una bebida energética se define por ser una sustancia que mejora el rendimiento a la hora de hacer deporte. Dentro de esta definición hay algunos brebajes que sí ayudan a la recuperación y a mejorar el rendimiento, sobre todo en casos de deportistas de pruebas largas, una maratón por ejemplo. Los refrescos que sí cumplen con estos fines son los que emulan la concentración salina del plasma sanguíneo, por ende son de fácil absorción y contienen niveles de carbohidratos (azúcares) que son beneficiosos para aumentar la resistencia.
Pero ojo, también existen las llamadas bebidas energéticas “estimulantes”, habitualmente hipertónicas, que poseen altas concentraciones de cafeína, guaraná y/o taurina, todas sustancias estimulantes. En el caso de un deportista de alto rendimiento, existe un doble riesgo. Por un lado, estas
sustancias cuentan con tales niveles de hidratos de carbono, que para ser absorbidos por el organismo le extraen agua al cuerpo en vez de proporcionarles; en resumen, deshidratan en vez de hidratar, provocando dolor de cabeza, insomnio, malestar gastrointestinal o incluso un efecto laxante. Por otra parte, el consumo en altas dosis, pueden arrojar doping positivo.
Las bebidas energéticas suelen ser refrescos a los que se les ha añadido cafeína. Se encuentran en el mercado europeo desde hace dos décadas. En la actualidad se producen millones de envases al año. La popularidad de estas bebidas es consecuencia de las campañas de publicidad y marketing, destinadas, sobre todo, a la población joven, que asocian el consumo de bebidas energéticas con los deportes, la vitalidad, el aumento del rendimiento intelectual o la mezcla perfecta con alcohol en la vida nocturna.
Las bebidas energéticas están compuestas por cafeína, azúcar, aditivos (conservantes, colorantes, acidulantes) y otras sustancias, como taurina o guaraná. Algunas bebidas también incorporan minerales, como magnesio, potasio o vitaminas.
La mayoría de los efectos estimulantes se producen como consecuencia de las dosis elevadas de cafeína. No está probado que las concentraciones de guaranina (guaraná) o taurina tengan efectos psicoactivos. Las vitaminas y los minerales que incluyen no tienen ningún efecto (excepto en personas con carencias importantes).
Las cantidades de cafeína que contienen pueden ser muy variables, y dependen del tipo de bebida y/o marca. Una lata de 333 ml de una bebida energética aporta unos 100 mg de cafeína y unas 158 kcal.
Si bien la mayoría de bebidas energéticas incluyen en su composición glucosa y azúcares que proporcionan mayor energía (aunque de absorción rápida), no eliminan realmente la fatiga muscular ni el agotamiento. Las sustancias estimulantes como la cafeína solo inhiben temporalmente estas sensaciones y, una vez pasados sus efectos, dan paso a una sensación de decaimiento.
Sin embargo, es habitual que las marcas de este tipo de bebidas patrocinen a deportistas, y así, transmiten la idea de que pueden ser
buenas para mejorar el rendimiento deportivo.
Las bebidas energéticas no deben confundirse con las bebidas isotónicas, que aportan sales minerales al organismo y pueden ser beneficiosas después de una práctica deportiva intensa.
Desde hace dos décadas aproximadamente, estas bebidas se han hecho muy populares debido a sus efectos estimulantes, a su facilidad de acceso, a la desinformación que existe sobre sus efectos en la salud y a la amplia publicidad de la cual gozan sin restricción.
Están clasificadas como alimentos, por eso, se encuentran fácilmente en los supermercados y tiendas al lado de bebidas hidratantes, refrescos y gaseosas. Tampoco son medicamentos
y mucho menos suplementos nutricionales. Están constituidas, generalmente, por componentes con concentraciones altas de metilxantinas (cafeína, teobromina, teofilina), Vitaminas (C y del complejo B); carbohidratos (glucosa, sacarosa, maltodextrina, galactosa y sucrosa), extractos de hierbas con propiedades estimulantes (Ginseng, Guaraná, Hierba de San Juan, Yerba Mate, Ginkgo Biloba), aminoácidos (Taurina, Carnitina), conservantes y colorantes.
La suma de los componentes mencionados supone un riesgo para la salud y su combinación hacen que no sean inocuas, por lo que su consumo no se aconseja y está prohibido en mujeres embarazadas, lactantes y niños.
Las bebidas energéticas, también conocidas como energizantes o estimulantes, atesoran en mayor o menor medida cualidades antifatiga debido a la cafeína y a otros ingredientes revitalizantes. Se las asocia con los retos deportivos, el riesgo y la aventura gracias sobre todo a Red Bull, la firma austriaca pionera que, desde sus comienzos, apostó por patrocinar eventos de deporte extremo, como la fórmula 1, el freestyle, el air race o el windsurf.
A estas bebidas se les presupone un aporte de vigor y energía, y qué mejor reclamo que aplicarlo a actividades que requieren mucha concentración, destreza y un derroche de adrenalina. Un consumo responsable de estas bebidas sería tomarlas ocasionalmente en momentos de decaimiento físico, siempre sin abusar y nunca de forma continuada. Al igual que sabemos que no es recomendable tomar media
docena de cafés, deberíamos tener claro que tampoco lo es hacerlo con estos productos.
Las bebidas energéticas inhiben los neurotransmisores que provocan cansancio o fatiga y potencian la sensación de bienestar y la concentración. Suena a remedio milagroso, pero los efectos de estas bebidas varían de un consumidor a otro pues dependen de la cantidad ingerida, de con qué se mezclen y del metabolismo de cada persona. El problema surge con el consumo inadecuado de este producto por jóvenes que, atraídos por sus presuntas propiedades y los reclamos relativos al vigor, las mezclan con alcohol, lo cual conlleva serios riesgos.
Las bebidas energéticas representan un conjunto de productos que desde hace algunos años se comercializan libremente en muchos países. Su irrupción en el mercado está influenciada por intensas campañas publicitarias, que las definen como bebidas refrescantes creadas para incrementar la resistencia física, proporcionar sensación de bienestar y estimular el metabolismo, capaces de suministrar un elevado nivel de energía proveniente de una combinación de ingredientes adicionados por sus posibles efectos estimulantes. Contienen una mezcla de compuestos que incluyen la cafeína, glucuronolactona y vitaminas. Algunas atribuyen sus propiedades estimulantes a aminoácidos como la taurina o a su contenido en extractos de hierbas como el ginseng o la guaraná, y en algunos casos se agregan minerales, inositol y carnitina 1
Guaraná. Una hierba utilizada para prevenir el cansancio y mejorar la velocidad mental. También se utiliza para promover la pérdida de peso y aumentar el deseo sexual. El guaraná también contiene cafeína. Eso hace que la cantidad total de cafeína en la bebida energética sea aún mayor.
Taurina. Un suplemento utilizado para mejorar la memoria y la resistencia.
Ginseng. Una hierba que se usa para ayudar a reducir el estrés, fortalecer los músculos y mejorar la resistencia.
Sinefrina (naranja amarga). Una hierba utilizada para promover la pérdida de peso.
L-tartrato de L-carnitina (LCLT). Un suplemento utilizado para aumentar la energía, la memoria, y la velocidad. También se utiliza para descomponer la grasa.
Yerba mate. Una hierba utilizada para prevenir el cansancio y mejorar el estado de ánimo.
Ginkgo. Una hierba utilizada para aumentar la concentración y evitar el cansancio.
Hierba de San Juan. Una hierba utilizada para reducir el
estrés y mejorar el estado de ánimo.
¿Qué pensaríamos si viéramos a nuestro hijo de 13 años tomarse un par de cafés solos con el bocata de media mañana o al para amenizar la charla con los colegas al caer la tarde? Seguramente, alucinarías y, tras explicarle que ese chute de cafeína no
es precisamente lo que mejor le viene a su ya de por sí efervescente organismo adolescente, le conminaron a que optara por otras alternativas más adecuadas para su edad (y sus hormonas).
Pues, debido a no se sabe muy bien qué extraño mecanismo mental, lo de los cafés solos lo vemos mal pero, de unos años para acá, hemos normalizado con una tranquilidad pasmosa que los chavales se ‘calcen’ un par de latas de bebidas energéticas como ‘forma de socialización’ con sus amigos púberes.
Según advirtió la OCU a principios del pasado mes de junio, los adolescentes y pre adolescentes son consumidores entusiastas de estos ‘brebajes’ y no es raro que se tomen -uno o varios- para ‘concentrarse’ antes de un examen, para no dormirse, para rendir más en el gimnasio y, los fines de semana, para mezclarlas con alcohol.
De lo que muy probablemente no somos conscientes (padres e hijos) es que su consumo acumulado puede traducirse en una ingesta superior a esos 285 mg de cafeína recomendados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) como ingesta diaria máxima para una persona de 50 kg de peso.
¿De qué están ‘hechas’ las erróneamente denominadas bebidas energéticas? “Son bebidas sin alcohol, con sustancias estimulantes tales como la cafeína, taurina, vitaminas, minerales, aditivos, saborizantes y gran cantidad de azúcar”, explica Lina Robles, nutricionista del Hospital Universitario Sanitas La Zarzuela.
Esta especialista señala que “suelen tener altas cantidades de cafeína que, dependiendo de las marcas, pueden ir desde 70 a 145 mg de por lata”. De hecho, prosigue, “si ésta es muy elevada, deben incluir el texto de aviso: “contenido elevado de cafeína”.
¿Qué efectos produce toda esa retahíla de ‘inas’ que llevan? “En grandes cantidades pueden causar ansiedad, nerviosismo, insomnio, angustia, trastornos gastrointestinales, taquicardias, temblores, etc”, detalla Robles.
Unos ‘efectos secundarios’ no deseados que resultan especialmente dañinos en los más jóvenes: “Los niños son especialmente vulnerables al nocivo impacto de la cafeína en el sistema cardiovascular y sistema neurológico, produciendo baja autoestima, depresión, nerviosismo, ansiedad, problemas de concentración, insomnio, empeoramiento del rendimiento escolar, aumento de la tensión, etc”.
Además, al tener una alta concentración de azúcar, “puede dar lugar a la aparición de caries, diabetes, sobrepeso y obesidad infantil”.
¿En qué circunstancias no deberían de tomarse nunca? “Si se padece alguna enfermedad que pueda verse afectada por el consumo de la cafeína, por ejemplo, hipertensión o nerviosismo”.
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Aunque es una ‘costumbre’ bastante generalizada, mezclarlas con alcohol es una pésima idea: “El alcohol es un depresor del sistema nervioso, mientras que la cafeína es un estimulante que les hace sentir bien. Se puede perder la
noción de lo bebido, con el riesgo de acabar con intoxicación etílica”.
Con toda esta información en mente, ¿por qué hay quién sigue pensando que se trata de bebidas para deportistas? “Porque se llaman energéticas en lugar de bebidas excitantes que es lo que son en realidad”. Es más, esta especialista aboga por “una mejor información” sobre su consumo, que debería estar desaconsejado para los más jóvenes.
Objetivo
Elaborar una Bebida energética que ayude a los adolescentes a obtener energía con ingredientes naturales
Justificación
Se estima que 30% de la población adolescente consume de forma activa alguna bebida energética. Las poblaciones universitarias presentan alto consumo de bebidas energéticas asociado con alta demanda de trabajo que deben realizar y el estrés que manejan. La cafeína sigue siendo la sustancia estimulante de mayor uso a pesar de la gran variedad de productos disponibles.
Es por ello importante buscar alternativas que sean más naturales y evitar dañar la salud .
Hipótesis
Si se elabora una bebida Energética con ingredientes naturales entonces se logrará que las personas que la
consuman no les provoque ningún daño.
Método (materiales y procedimiento)
Materiales
- Manzana
- Uva
- Granos de café secos
- fresa
- Agua
- estevia natural
- ácido cítrico
- romero
- semillas de girasol
7.2 Procedimiento
se pone a calentar en 3 litros de agua con 3 cucharadas de café a fuego medio y luego de deshojar 2 ramas de romero, echar las hojas a la olla, empezar a cortar la manzana y pelar la semilla moliendolas echando las a la licuadora junto a la manzana y la uva, una vez hecho eso colar el agua con café y romero junto al licuado de manzana uva y la semilla en un recipiente, ya en ese recipiente echar una cucharada de Stevia y media de ácido cítrico mezclando todo.
Resultados
Los resultados fueron los esperados, salió un jugo que se puede tomar como bebida energética con materiales naturales con un saber decente.
Discusión
Con esta bebida energética buscamos darle a los adolescentes una alternativa de bebida energética así dándole a las personas una vida sana.
Conclusiones
Con este proyecto se pudo observar que si hay ingredientes que ayuden a dar energía al cuerpo sin necesidad de dañar nuestro cuerpo.
Bibliografía
https://www.ucentral.edu.co/noticentral/bebidas
energizantes-sus-efectos-salud
https://www.elmundo.es/vida-sana/familia-y-co/2
021/07/05/60e2c03ae4d4d8ce1a8b46
49.html
https://es.familydoctor.org/la-verdad-sobre-las-b
ebidas-energizantes/